enero 07, 2008

De regreso

Vuelve la máquina a resonar. El viaje de estas semanas de fiestas ha sido de una velocidad agotadora, no porque hayamos corrido mucho, sino porque hemos visto, hecho, oído, vivido tantas cosas en tan pocos días que había que acabar necesariamente así:


De literaturas no me quejo. Hace días leí uno de esos libros que se han dejado en el librero de la espera y que pronto pasan a la lista del olvido: El viejo y el mar de Hemingway, muy adecuado para leerse después de una larga racha de lecturas metaliterarias. Qué bueno que hay posibilidades de relajarse.



En la imagen, moi tumbado en Chapultepec.

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