diciembre 28, 2009

El mito del rechazo



En la sección Archétype de Le magazine littéraire de octubre apareció un artículo titulado Bartleby, que dejo ahora con una traducción mía.


Bartleby
El escriba recalcitrante imaginado por Melville
se ha vuelto rápidamente una alegoría de todos los rechazos.

por Philippe Delerm



Ello habría podido recaer sobre Yo y mi chimenea, relato en el que el humor hace las delicias —cercano a la cuarentena, decepcionado por el mediano éxito de Moby Dick y el fracaso absoluto de Pierre o las Ambigüedades, Melville se retira entonces al campo y no escribe más que lo que considera como relatos alimentarios destinados a las revistas. Pero Yo y mi chimenea está escrito en primera persona, y, con o sin razón, mucho se asimila el narrador al propio Melville, lo que lo aleja de una posible universalidad. En cuanto a la chimenea, los exégetas han reconocido en él un símbolo tan ambiguo —y sin embargo transparente— que es difícil hacerlo un símbolo... del retiro.

Es por tanto Bartleby quien ha tomado todo. ¿Qué todo? Bien, todo lo que le damos, cada año, desde hace ciento cincuenta años. Parece que gana más quien más tiene. Aparentemente, el medio literario prefiere dar al pobre. ¿Para qué agotarse en perseguir ballenas blancas? En lo concerniente a Herman Melville, es en la nada donde se ha hallado el todo. Es poco decir que Bartleby, personaje principal del relato epónimo es un anti-héroe. Es en primer término un pobre absoluto, forzado a dormir a escondidas en la oficina, donde está dependiente de las escrituras. Escriba, entonces, como lo denomina actualmente el título francés del texto —pero por mucho tiempo este título fue Bartleby el escritor, lo que no es inocente en la mitología naciente. Pobre, pero sobre todo solitario, incluso autista, desdeñando (o temiendo) toda relación con sus colegas de trabajo. Solitario, pero sobre todo rechazante. Hay que ver la gula con la que todos los escritores, pero también los actores del medio de la edición, al enunciado del solo nombre de Bartleby, lanzan en eco la desde ahora cultísima y única frase del personaje. Algunos la conocen en inglés: «I woud prefer not to.» Otros proponen una de las dos traducciones francesas. La más antigua: «Je préférerais ne pas le faire»1, o la más reciente: «Je préférerais pas.»2 ¿Qué es lo que se trata de rechazar? Poca cosa. El Bartleby del realto rechaza simplemente toda tarea que escaparía por mínima que sea al trabajo de copia que le ha sido asignado en principio. Pero este rechazo es muy recurrente, emana de un personaje muy extraño y lejano, que está en curso de volverse la expresión de todos los rechazos.

El escritor español Enrique Vila-Matas ocupa un lugar muy particular en la mitificación de Bartleby. Su libro Bartleby y compañía es de una inteligencia a la vez ligeramente especiosa y seductora. La vaga relación mantenida por el personaje de Melville con el trabajo de la escritura posiblemente o no perdida le permite hacerlo un símbolo de todos los escritores que han renunciado a escribir una obra, o se han interrumpido en su avance. Descubrimos aquí que los autores que consideramos como logrados (un Chamfort, por ejemplo, o el propio Melville) son a sus propios ojos bartlebys, lo que por otra parte no augura en absoluto la imagen que verá de ellos la posteridad.

En Francia, la fascinación de Daniel Pennac por Bartleby es desde ahora bien conocida, desde que hizo el año anterior una talentosa lectura-espectáculo. Empezamos a conocer el Premio Bartleby de novela inacabada creado por Fréderic Royer. En cuanto a Marie Darrieusecq, ella afirma: «La princesa de Clèves preferiría no hacerlo.» Conocemos la aversión maliciosamente ostentada por nuestro presidente hacia la novela de Madame de La Fayette. ¿Es el «bartlebysmo» un anti-sarkozysmo? Sin duda mi personaje en Quelque chose en lui de Bartleby3 se opone a todo lo que es bling-bling. Hay en todo esto al menos una forma de resistencia, tanto más agradable de desplegar cuanto que se la quiere resueltamente pasiva, oponiéndose a la valorización de la acción obsesiva, ya sea profesional o deportiva. Pero creo que el mito de Bartleby, incluso si se apoya cómodamente sobre este contexto, lo aventaja por mucho. Tan simple como que es resueltamente literario. Es rechazando crear un estilo como se lo crea. Es en la soledad y la melancolía donde existimos verdaderamente. Hay muchas ideas un poco dispersas que caminan en nuestras cabezas, y que se cristalizan en Bartleby.






1. Idéntica a la traducción al español: «Preferiría no hacerlo.»
2. Como en inglés.
3. Alguna cosa en él de Bartleby.

diciembre 07, 2009

Un asunto solitario

¿Qué me hace ser lo que soy? ¿Soy sólo una idea, una posibilidad...?

Rodrigo Pardo, La máquina



Recuerdo ya con menos nerviosismo dos libros que leí casi al mismo tiempo: La hierba roja de Boris Vian y La invención de Morel de Bioy Casares. Más o menos por esas fechas mis entusiasmos literarios se enfocaban en las máquinas como representación no solamente de la realidad sino de la literatura toda. Piénsese en La invención de Morel, en la máquina, como la literatura, y en la máquina del tiempo de La hierba roja como la posibilidad de borrar todo lo que existe desde la literatura, o bien, desde el lenguaje.

La máquina (Premio García Lorca 2006/Teatro de la Universidad de Granada), de Rodrigo Pardo me ha devuelto a esa realidad mecanizada del lenguaje, o de la conciencia, o de la conciencia del lenguaje. En todo caso esa relación entre el hombre y la máquina (oscuro cliché de nuestra era), que en el libro es entre la mujer y la máquina (también mujer), conforma un conflicto trágicamente médico (sin el melodrama de las series de televisión): El trabajo de la máquina es mantener con vida a Lucía, y, por supuesto, el conflicto entre ambas ronda los cuestionamientos sobre la despersonalización (¿deshumanización?) de la vida. Una mujer mecanizada que conversa con una máquina humanizada/feminizada.

Y de pronto ya estoy pensando en nuestra comunicación en línea: hablamos con una pantalla que a fin de cuentas no es otra cosa que el reflejo de nuestras ausencias, la proyección de una soledad etiquetada por el vacío: no un vacío literario, sino virtual. Como esto:
MÁQUINA: Deberías decirlo, soy una máquina. Un conjunto de circuitos y conexiones, programada para acompañar, para proteger, y por ahora preocupada por mantenerte con vida. [...] Comencé a funcionar cuando me encendiste, cuando me hablaste de ti y del mundo, mejor dicho, de lo que queda de él, inerte...

LUCÍA: ...te descubrí espejo de mis propias ausencias. Pareciera que no me queda nada excepto alimentarme, dialogar contigo, dormir, volver a alimentarme, y así por los siglos de los siglos.

diciembre 06, 2009

No diré "Preferiría no hacerlo"

Ahora que renové el blog, y que me costó tanto trabajo hallar un nombre de mi agrado, y que me tomé ciertas horas para adornarlo, y que me entusiasmé, y que pensaba que me animaría a escribir más; me sale el tiro por la culata y pienso que si no escribo, o bien, si escribo que no voy a escribir, o incluso si, como ahora, escribo que no puedo escribir; en fin, si todo eso, voy a caer en el cliché del síndrome de bartleby. Pero, ¿no era ésa la idea? ¿Cuál es el verdadero cliché?

Probablemente todo. Y no sin dificultad me voy abriendo paso en la escritura. ¿Qué digo? Que estoy escribiendo sobre no poder escribir en mi nuevo blog. Cosas así. Pero el cliché, efectivamente, está en esas dos o tres frases dichas hasta el cansancio. Una vez más, aquí. Aunque de todos modos cliché o no, no he dicho nada realmente.

El caso es que

noviembre 17, 2009

El tuitógrafo

Tuiteo. Tuiteo que tuiteo. Mentalmente me veo tuitear que tuiteo y también puedo verme ver que tuiteo. Me recuerdo tuiteando ya y también viéndome que tuiteaba. Y me veo recordando que me veo tuitear y me recuerdo viéndome recordar que tuiteaba y tuiteo viéndome tuitear que recuerdo haberme visto tuitear que me veía tuitear que recordaba haberme visto tuitear que tuiteaba y que tuiteaba que tuiteo que tuiteaba. También puedo imaginarme tuiteando que ya había tuiteado que me imaginaría tuiteando que había tuiteado que me imaginaba tuiteando que me veo tuitear que tuiteo.

octubre 16, 2009

Juan Rulfo, primera novela

Cuelgo acá una noticia que estamos celebrando desde hace varios días:
Jaime Mauricio Panqueva Bernal Escritor de relatos, nacido en Colombia y nacionalizado en México, donde reside desde hace más de seis años. Es ganador del Premio Juan Rulfo a Primera Novela 2009, convocado por el Instituto Nacional de Bellas Artes a través de la Coordinación Nacional de Literatura, el Gobierno de los Estados de Tlaxcala y Puebla a través del Instituto Tlaxcalteca de la Cultura y la Secretaría de Cultura, respectivamente.

En base al dictamen emitido el pasado 2 de octubre, por Eve Gil, Pedro Ángel Palou y Guillermo Vega Zaragoza, jurado calificador del premio, decidió otorgar el premio por unanimidad al trabajo titulado “Tribulaciones de Chinos en Indias”, presentada bajo el seudónimo “Julio González de Mier” por Jaime Mauricio Panqueva Bernal, por considerarla una novela arriesgada en su planteamiento dueña de una gran investigación histórica y cuyo argumento mezcla diversas tradiciones narrativas y un excepcional manejo de los diálogos en un relato sobre la Colonia y varios de sus personajes más conspicuos.

[...]

De igual forma, el jurado decidió otorgar dos menciones honoríficas a las novelas: Moho, presentada bajo el seudónimo Creta Kanoo por Paulette Jonguitud Acosta, debido a su ingenio y humor negro y a La Fauna de las tinieblas, presentada con el seudónimo Frank Zafka por Moisés Ramírez que tiene una prosa depurada de tintes clásicos, ampliamente recomendable para su publicación.

octubre 13, 2009

De viaje

Voy en carretera (acá una foto muy movida que lo prueba). Mientras regreso dejo un cuestionario que me hicieron en Provincia y que salió hace un par de semanas. En realidad no estoy seguro de la fecha.

¿Cuál es la felicidad perfecta?

La felicidad no puede ser perfecta. Me gusta pensar en grados, y sobre todo en momentos de felicidad; pero no creo en la idea de alcanzar la felicidad perfecta o duradera. También me gusta la tristeza.

¿Su miedo más grande?

No saber qué responder cuando me preguntan algo.

¿El rasgo que más deplora de sí mismo?

Mi aburrimiento incurable.

¿El rasgo que más deplora de los demás?

El desinterés por el idioma y la incapacidad de establecer una comunicación real, es decir profunda.

¿Cómo sería su epitafio?

Usted está aquí. Yo no.

¿A qué huele su infancia?

A hojas caídas y carreteras.

¿Qué parte de su cuerpo le gusta más?

Las manos. De algún modo también me recuerdan mi infancia.

¿Cualidad que más admira de una mujer?

La franqueza. La honestidad con ella misma.

¿Cualidad que más admira de un hombre?

ídem (con él mismo)

¿Cuál es la frase o palabra que más repite?

"¿No?" Al final de ciertas frases, ¿no?

¿Idea de la muerte?

"Ese jarrón con flores pintadas a mano que uno jamás se detiene a ver."

¿Cuál es su vicio?

¡La blackberry! (Respondo a estas preguntas en ella)

¿Qué lo hace decir estoy hasta la madre?
El calor. La negligencia. La espera. Los pantalones apretados.

¿Qué canción le viene a la mente cuando está triste?

No me vienen canciones sino imágenes diversas de lejanía.

¿Qué es la amistad?

La prueba irrefutable de que no estamos solos en el universo.

¿A quién o a qué ama más?

Para mí el amor no tiene jerarquías; tal vez formas. Se ama siempre de distintas formas o maneras.

¿Cuál sería un buen insulto?

¡Diablos! No sé insultar. Prefiero la ironía y el sarcasmo. La burla pura y dura. A lo mejor eso también es un insulto. Ello explicaría ciertas enemistades que sin duda me he granjeado.

octubre 10, 2009

El Nobel, ¿para qué?

Encontré en Revista Ñ un artículo titulado ¿Para qué sirve el Premio Nobel? y aunque no se da una respuesta, bien podemos intuirla. Va un extracto del artículo:

La excelencia en la literatura es subjetiva. No podría ser de otra manera. La literatura no descubre nada. O sí: descubre la vida. La que vivimos todos, yendo al trabajo, tomando café, enterrando nuestros muertos... Los grandes escritores, premiados o no, son los que nos dan vida con su obra. Que crean con letras sobre papel un simulacro de la vida tan potente que casi se parece más a la vida que la vida misma.

El problema, al fin, del Premio Nobel, es que ya nos dejó de sorprender (e, irónicamente, si hay una cualidad que comparte toda la gran literatura es aquella de sorprender). O se le otorga a una eminencia gris que se lo merece de sobras (en la lista de esta categoría que aún esperan el premio, los conocemos a todos: Mario Vargas Llosa, Carlos Fuentes, Milan Kundera, Philip Roth, Don Delillo...); o se le da a un escritor o escritora que –francamente– es de muy poca trascendencia (lo que no significa que sea mala escritora). Como es el caso este año con Herta Müler.

octubre 09, 2009

Nueva guerra de mundos



Hace unas horas, a las 6:30 am, veía en la televisión el "bombardeo" a la luna, que se hizo para buscar agua. Me preguntaba si los marcianos nos responderían, pero ahora que lo pienso, me parecería más interesante y divertido que la misma luna nos respondiera desmoronándose, como en La máquina del tiempo. Nos vendría bien una nueva Cosmicómica a lo Calvino para empezar a habituarnos a estas nuevas relaciones con la luna. A lo mejor resulta que un día volvemos a estar cerca de ella, de su líquido lechoso y sus paseos.

Acá la cosmicómica breve (twitter breve):

De pronto la lluvia lunar cesó y el polvo fue cubriendo la Tierra. W'(gh) se frotaba los ojos. La noche se apagó completamente.

septiembre 13, 2009

¿Héroe socialista?

-¡Pardiez! -dijo Sancho- ¿Qué es aquello, don Quijote?

-Es el Capitalismo, Sancho. Y pliega a Dios que se cruce delante de nosotros, que yo entraré con él en fiera y desigual batalla, pues ya he tenido noticia de sus males.

septiembre 12, 2009

De paseo

Ayer apareció en un diario local (La Voz) un reportaje sobre blogs, en el que de un modo algo raro, se menciona el mío. Espero no tardar demasiado en pegar el vínculo. Por ahora me mantengo algo distante, mucho más distante de este cuaderno virtual, pues me he quedado sin conexión en mi pc portátil. Por lo pronto enviaré mensajes desde el móvil.

Estoy por acabar La conciencia de Zeno, de Italo Svevo. Hasta ahora, leyendo el libro, no he podido hacer otra cosa que descubrir más obsesiones y paranoias en mí, además de que creo que ahora sí voy a dejar de fumar. Quién sabe, a lo mejor el último cigarro lo fumaré al acabar el libro.

agosto 31, 2009

Más de Joe Brainard

Voy camino a casa tras pasarme la tarde leyendo a Brainard. Hoy apareció en Provincia una nota de la presentación del Cuaderno... Efectivamente la lectura ha sido maratónica, y yo me he divertido mucho soltándole al público mis disparates. Creo, si no me engaña la vanidad (pero esto lo dijo Borges), que no ha quedado un mal libro. Al menos, como dije ese día, como cosa que hay que tener aunque no se la lea.

Va una cita de Brainard: "Me acuerdo de fantasear con heredar un montón de dinero de un familiar al que ni siquiera conocía." ¿No hemos hecho acaso todos lo mismo?

agosto 26, 2009

La invención de la memoria


Acabo de recibir el libro Me acuerdo, de Joe Brainard, a quien Georges Perec dedicara su libro del mismo título. Ya estoy leyéndolo y no dudo que pronto empezaré a escribir el mío. Tanto la lectura y seguramente también la escritura de los me acuerdo... fácilmente pueden volverse una obsesión. Después habría que empezar a escribir la antípoda, los No me acuerdo o Ya olvidé, etcétera, a ver si ello no nos devuelve a una recuperación abrupta de eso que creíamos (o querríamos) haber olvidado.

agosto 11, 2009

Pimp my Hemingway!


Después del doble de Hemingway me entero de que el propio autor de París era una fiesta era él mismo un doble, si es cierto que fue agente secreto de la KGB. Ahora ha salido una nueva versión, precisamente, de París era una fiesta. Va un fragmento de la nota:

La neomemoria continúa. Ha llegado a librerías A Moveable Feast: The Restored Edition, el redux manipulado de París era una fiesta, su manipulado título en español.

La primera edición apareció en 1964 de modo póstumo. Las memorias de Hemingway sobre la Generación Perdida y sus líos no siempre monógamos. El capítulo final lo editó su última esposa. El libro no convencía a Hemingway. Fue demasiada tentación de viuda dejarlo inédito.

[...]

Lo que Scribner hizo no fue politiquería correctófila —acusar a Hemingway de ser un desgraciado— sino reescribir su libro para limpiar la imagen pública de ¡personajes literarios! Y más ventas gracias al remake. [ leer más ]

julio 30, 2009

Autoficciones


Acaba de salir este libro de Éric Chevillard, cuyo blog aquí seguimos. Va una cita del blog y la nota de edición:

Ce cheval ne se sachant pas observé, je le vis se laisser aller à faire un peu moins sérieusement le cheval, puis à se déboutonner et même à se déballonner complètement : flasque, avachi, il ne ressemblait plus à rien. Alors je quittai ma cachette et d’un coup il se raidit, il se rassembla, superbe et frémissant, mais c’était un peu tard, j’avais vu le cheval tel qu'en lui-même, dans le dos de l’homme. [ ir al blog ]

En septembre 2007, sans autre intention que de me distraire d’un roman en cours d’écriture, j’ai ouvert un blog, quel vilain mot, j’ai donc ouvert un vilain blog et je lui ai donné un vilain titre, plutôt par dérision envers le genre complaisant de l’autofiction qui excite depuis longtemps ma mauvaise ironie. [ leer más ]

julio 25, 2009

Una nueva manera de leer la literatura

Leí en un blog la cuarta de forros de un libro en la que aparecía la frase que da título a esta entrada: "una nueva manera de leer la literatura". Luego, por puro morbo, copié y pegué en Google a ver qué tanto salía, y nada más obtuve casi tres millones de respuestas. Es raro cómo, ante el aparente fenómeno de que cada vez se lee menos, aparezcan nuevas maneras de leer.

Es muy probable, casi lo creo a pie juntillas, que con esto del internet la gente lea mucho más de lo que creemos, sólo que, por supuesto, no se lee como antes, es decir sin prisa, sin necesidad de leerlo todo al mismo tiempo. Y de lo que más se lee es lo cotidiano, lo inmediato, lo que acaba de ocurrir hace cinco segundos en Nairobi o Uzbekistán; o bien apenas queda tiempo para leer las novedades literarias, para anotar las recomendaciones y conseguir los libros y leerlos lo más rápido posible para volver a estar en línea, si no es que se lee en línea. Sobre todo, lo que parece faltar es la comprensión, el diálogo con lo leído. Algo que lamentablemente el internet no puede hacer por nosotros.

julio 18, 2009

San Chesterton

Me acabo de enterar de que a Chesterton lo andan beatificando. Poco ha de faltar para que lo hagan santo, pensemos en lo milagroso de sus relatos de crimen y asesinato... Acá una información que hallé en un sitio católico:

(Zenit/infoCatólica) Tras la presentación de esta propuesta a las autoridades eclesiásticas, Zenit ha entrevistado a Paolo Gulisano, vicepresidente de la Sociedad Chestertoniana Italiana y autor de la primera biografía en italiano del gran escritor: "Chesterton y Belloc - Apología y profecía" ("Chesterton & Belloc- apologia e profezia", Ediciones Ancora).

--¿Quién promueve la petición de beatificación?

-Gulisano: Quien ha propuesto la beatificación de Gilbert Keith Chesterton ha sido la Asociación cultural a él dedicada, la Chesterton Society, fundada en Inglaterra en 1974 (con motivo del centenario del nacimiento del gran escritor) con el fin de difundir el conocimiento de la obra, el pensamiento y la figura del este extraordinario personaje. Desde hace años, se habla de una posible causa de beatificación, y hace pocos días, durante un congreso internacional, organizado en Oxford, sobre el tema "La santidad de G.K. Chesterton", en el que participaron los mayores exponentes en el campo de los estudios chesternonianos, se decidió sostener esta propuesta.

-¿Por qué es beato?

-Muchos consideran que hay una clara evidencia de la santidad de Chesterton: los testimonios sobre él hablan de una persona de gran bondad y humildad, un hombre sin enemigos, que proponía la fe sin rebajas pero también sin enfrentamientos, defensor de la Verdad y la Caridad. Su grandeza está también en el hecho de que supo presentar el cristianismo a un público amplísimo, de cristianos y de laicos. Sus libros, desde "Ortodoxia" a "San Francisco de Asís", desde el "Padre Brown" a "La esfera y la cruz", son brillantes presentaciones de la fe cristiana, testimoniada con claridad y valor frente al mundo.

Según las antiguas categorías de la Iglesia, podríamos definir a Chesterton como un "confesor de la fe". No fue sólo un apologeta, sino también una especie de profeta que entrevió con gran anticipación el carácter dramático de cuestiones de la modernidad como la eugenésia. El dominico inglés Aidan Nichols sostiene que se debe mirar a Chesterton nada menos que como posible "padre de la Iglesia" del siglo XX.

julio 06, 2009

El nuevo Hemingway



El nuevo Hemingway es Thomas Norman Grizard, quien acaba de ganar el famoso concurso de dobles del autor de Adiós a las armas y que, como todos sabemos, el escritor Enrique Vila-Matas ganó hace algunos años. Dice la nota del Diario de Navarra:

Thomas Norman Grizard se alzó con los 1.500 euros del primer premio en el Concurso internacional de dobles e imitadores de Hemingway que ha tenido lugar en Pamplona. [...] Grizard ganó el año pasado el concurso de imitadores de Hemingway de Florida, en el que este año será jurado.

Yo, por mi parte, estoy cada vez más cerca de ser Perec.

junio 29, 2009

Nadie escupa en esa tumba


Ahora que se han cumplido 50 años de la muerte de Boris Vian, vale recordar dos de sus novelas más asombrosas, al menos en la opinión del susiducho paseante. La espuma de los días, tan surrealista, y Jaleosas andadas, tan, tan... jaleosa. En ellas -y por supuesto en otras como El otoño en Pekín y en menor grado en El arrancacorazones- se da un fenómeno que a mí me gusta llamar el patetismo absurdo, el cual resulta de la combinación del sufrimiento con una suerte de poética del amor a la vida, de donde no puede eludirse una violencia que, o nos da risa, o nos provoca algo como una empatía si no es que una enfermiza ternura hacia los personajes y nuestro prójimo. Y por supuesto que su muerte no podía ser menos borisvianesca, el famoso infarto en la proyección de Escupiré sobre vuestras tumbas tras decir: “¿Se supone que estos tipos son americanos? ¡Cómo no!”
-----Y hablando de americanos, están también esas novelitas negras, crueles, hilarantes, un tanto menos patéticas pero absurdas, eso sí; la ya citada Escupiré... y Que se mueran los feos. Estas novelas ahora aparecen en Tusquets firmadas -digámoslo así- por Vian, y no hay ningún indicio de que originalmente se publicaron bajo el seudónimo de Vernon Sullivan, el escritor negro traducido por Vian. No nos vendría mal a los lectores del autor de El lobo-hombre ver una edición nueva firmada por Sullivan, que además sí parece un tipo americano.



En la imagen: la tumba de Boris Vian, sin fechas, ni nombres ni adornos, tal como él lo quiso.

Ligas de interés:

mayo 27, 2009

Julio, sus papelitos sueltos

Sí, ya compré el libro de inéditos de Cortázar, la edición de Alianza de El maestro y Margarita, de Bulgákov (que había leído en Debols¡llo y que es un libro extraordinario) y una edición de Ficciones que me faltaba. Pero no soy feliz. Claro que a usted eso seguramente no le interesa en absoluto. Así que paso a hablar del libro de Cortázar.

Todo un volumen para fans, grupis, geeks, etcétera. El formato de la edición parece querer emular el tamaño de su autor: muy alto; y aunque no me he emocionado demasiado con los textos de cronopios, sí que estoy saboreando los cuentos del tal Lucas, uno de mis favoritos. Los poemas no son la gran cosa, bien lo decía Cortázar en la entrevista de TVE de 1977 (la cual anda por ahí y yo me he editado recientemente en un lindísimo DVD casero, ¿ud. gusta?), los poemas eran muy para él.

En fin, mejor cuelgo de una vez uno de los relatos.


Lucas, sus papelitos sueltos
(tomado de Papeles inesperados, Alfaguara, 2009)

El atado de cigarrillos sobre el escritorio, la vasta nube potencial del humo concentrada en sí misma, obligada a esperar en ese paralelepípedo cuyas aristas y ángulos constriñen una voluntad esférica, un interminable helecho de volutas.

O lo contrario, la niebla matinal desflecándose contra los techos de la ciudad, buscando torpemente concretarse en un ideal de rigor inmóvil, en el paquete que dura, que permanece sobre el escritorio.

*
Entonces miró largamente su mano, y cuando verdaderamente la vio, la aplastó contra sus ojos, allí donde la proximidad era la única posivilidad de un negro olvido.

enero 16, 2009

Paz, leyenda...



A propósito de la publicación de Œuvres poétiques, de Octavio Paz (selección, introducción y notas de Jean-Claude Masson) en Gallimard, Claude Michel Cluny ha escrito un veloz retrato de la figura de Paz en Le magazine littéraire, diciembre 2008. Dejo la traducción al vuelo del artículo e incluyo algunas notas entre corchetes.

El texto original puede consultarse [ aquí ]

Paz, leyenda del siglo
Claude Michel Cluny

¿Quién es Octavio Paz? Agitador, empleado de banco, esteta, amigo de surrealistas convertido en embajador [¿un acto surrealista?], espíritu libre coronado con el Nobel en 1990, monumento nacional mexicano de finales del siglo pasado... Poeta, indudablemente, muerto en 1998. Ello no es un estado civil y menos aún una sinecura, salvo para beneficio de versificadores a la orden de repúblicas totalitarias. ¿Pero qué son las fuentes, la cultura y el instinto? Un abuelo de leyenda [Irineo Paz], y cultivado, una patria en caos permanente, la voluntad de ser uno mismo y por sí mismo, con, como se decía en ese tiempo, «grandes disposiciones». Ahora bien, el joven Octavio (nacido cerca de la Ciudad de México en 1914, en una antigua ciudad azteca [Mixcoac]) rechaza de pronto los estudios universitarios, se aleja de la ebullición cultural -encontrará, más tarde, a sus amigos y sus maestros. Y decide ir a Yucatán a enseñar a niños pobres. Decisión desconcertante pero fundacional.

Paz descubre ahí las raíces amargas de los Mayas, antaño un pueblo agrícola y sabio. La experiencia de menos de un año le hace comprender la complejidad de su país, y cuáles son las luces y las sombras que acechan al poeta y ensayista que será. Las piedras y el Sol, la Luna y la selva, la flor y el fuego, la tierra y la sangre, devienen, entre otros, en emblemas fundamentales, o piedras milenarias de un recorrido a veces imprevisible entre la oscuridad y la luz -alguna vez incluso imponen el título de una obra.

España entra en guerra civil: la otra abuela-patria perdida, pero cuyas obras alimentan todavía en América Latina a autores que se buscan en el desbarajuste y el fracaso de la historia. Paz no se adentra, pero aprende ahí cómo un pueblo, a causa de las disensiones ideológicas, pierde su libertad. Sin duda es ello la lección decisiva que recibe de la historia en marcha. Ayuda a los escritores, a los artistas españoles a refugiarse en México entonces atempreado; se deshace de un anarquismo juvenil, y descifra el siniestro juego estalinista. Un desafío se presenta para el poeta que sabe madurar en sí mismo: si la palabra que él «inventa» funda aquello en lo que él deviene, ¿cómo velar por la libertad de una palabra clara? Paz hace su miel de todo; casi siempre de lo mejor. El surrealismo lo marca un tiempo [y luego se vuelve embajador, como ya vimos], menos que a los latinoamericanos. Francófilo [ejem], conocedor, a veces traductor de la literatura anglosajona, ligado a los grandes escritores del mundo, es con el argentino Borges el escritor más intelectual, el más universal de las Américas [aunque el intelectualismo de Paz tiende a mostrarse más hacia el lado político que al literario, al contrario de Borges]. Sin que el proceso de ambos sea comparable [qué le dije].

La guerra mundial hace que la conciencia del pasado constriña el pensar en el futuro dentro de una continuidad. El atajo metafórico contenido en el título de su ensayo El arco y la lira encuentra con Libertad bajo palabra una conclusión sin pathos y como inscrita en la piedra de los siglos: el destino «desemboca en esta eternidad que no desemboca en ninguna parte». Paz no está a salvo de los torbellinos. Dos veces renuncia a puestos oficiales por desacuerdo político o ético [Uno es la renuncia a la embajada de la India, el otro no lo recuerdo]. En fin, la errancia construye su Tebaida libre. ¡El amigo de Benjamin Péret consagra incluso un verdadero mausoleo a la obra lírica de sor Juana Inés de la Cruz! [...o las trampas de la fe] Sin duda ella habría amado estos versos de Piedra de sol: «mejor la castidad, flor invisible / que se mece en los tallos del silencio». A decir verdad, el homenaje es de un panteísta. El cual funda la influyente revista Vuelta y lleva su obra a término, si bien la última palabra esperada no es escrita jamás.

enero 12, 2009

Fashion System


A riesgo de que el lector piense que no tengo más poemas que éste (el riesgo no es que piense, sino que descubra que es verdad), comparto nuevamente su aparición, ahora en el Anuario de poesía mexicana 2007, selección de Julián Herbert, FCE, 2008. Permítame no transcribirlo nuevamente y agregar, para fines de velocidad de bits, un bonito y decorativo link:

[ aquí ]

Agradezco a Carlos Gutiérrez Alfonzo el haberme puesto al tanto de esta noticia, de lo contrario seguiría yo pensando en formas menos elegantes de llamar la atención...

enero 06, 2009

Miserias de la crítica

Va una crítica de Joseph Macé-Scaron a la crítica literaria, quien cita otra de Gombrowicz en el número 480 (noviembre) de Le Magazine Littéraire:

"Une des misères de la critique, aujourd'hui, provient de ces articles un peu minables, peureux, pieux, qui tendent à protéger la littérature, à dire qu'elle continue, et même qu'elle n'est se jamais si bien portée. Il ne faut jamais rien protéger. Il ne faut pas protéger non plus la littérature, comme si c'était une petit chose misérable, une fleur timide, un pauvre petit animal qui avait besoin de nous pour survivre, une espèce en péril, un monument menacé. De toute façon, ou bien la littérature n'existe plus, et ce n'est certainement pas nous qui la ressusciterons; ou bien elle existe encore, dans la forme conflictuelle qui a été la sienne pendant des siècles, et elle n'a besoin de personne pour être affirmée. Résister à l'air du temps, c'est plutôt ici reconnaître que nous vivons dans une période de régression politique où l'autonomie de la littérature est fragilisée, c'est-à-dire où les œuvres sont de nouveau passées au crible de critères moraux avant toute considération esthétique (comme au bon vieux temps des Fleurs du mal)."

Y Gombrowicz:

"Je ne suis pas critique et je ne voudrais l'être pour rien au monde. Mon attitude 'critique' envers le nouveaux romans s'exprime dans le fait décisif et définitif, comme tous le faits, que je suis incapable de les lire. Pourquoi? Parce qu'ils m'ennuient. Ils m'ennuient, et c'est tout. Je pourrais tout au plus me demander d'où me vient cet ennui et s'il a une motivation plus profonde. Mais une telle analyse, vous en conviendrez, ne saurait être sérieuse, il est bien ingrat de porter un jugement sur quelque chose qu'on n'a pas lu. Qui sait, le secret de la résistance que ces livres opposent à la critique se trouve peut-être là? Ils sont tellement ennuyeux qu'ils sont ilisibles, alors on ne peut pas les critiquer."