agosto 10, 2010

El plagio original


Contra la ansiedad de las influencias, nada mejor que el éxtasis de las influencias. Precisamente tal es el título original de este ensayo de Jonathan Lethem, The Ecstasy of Influence. A plagiarism, traducido por la editorial Tumbona como Contra la originalidad.

Dice la cuarta de forros:
Uno de los sonsonetes más cantados por el mundo artístico ha sido el “deber de la originalidad”. No somos nada si no aspiramos a lo auténticamente único. Jonathan Lethem toma el canto con las reservas de quien ha detectado influencias secretas y plagios descarados a todo lo largo del espectro de la cultura, y con certera provocación desmenuza y tira por la borda los supuestos que insuflan vida y orgullo a los acólitos de la originalidad. Tras una profusión de ejemplos y argumentos, para el final del ensayo queda muy poco del templo de los “únicos” y los “renovadores”.

Un díptico anarquista

Estos dos libros de Roberto Arlt, Los siete locos y Los lanzallamas, serían muy útiles para los tiempos que vivimos, cuando menos para perderse en divagaciones que nos conduzcan a los más homdos y oscuros rincones de nuestro triste espíritu occidental y atormentado.

Aquí la anarquía es al final un buen repaso a la miseria y la indignidad de las sociedades (o de los principios de las sociedades) latinoamericanas. Arlt es, por supuesto, el maestro que todo escritor desearía tener, excepto Borges.






Dejo un par de citas de los prólogos de ambos libros:

el Erdosain de roberto Arlt se desvincula de la esfera social y religiosa para llevar consigo las tribulaciones de los imperativos que a su pesar lo dominan: Dios, la sociedad. Esto significa que Remo Erdosain se piensa y piensa a los demás desde dos puntos referenciales: la vinculación del hombre con la divinidad y la vinculación con la sociedad.
     Sus actos se inspiran en los dictados de esos imperativos. Está atraído alucinadamente por esos dos polos que, a la vez, niega.

Mirta Arlt, prólogo a Los siete locos.


El futuro es nuestro, por prepotencia de trabajo. Crearemos nuestra literatura, no conversando continuamente de literatura, sino escribiendo en orgullosa soledad libros que encierran la violencia de un “cross” a la mandíbula. Sí, un libro tras otro, y “que los eunucos bufen”.

Roberto Arlt, prólogo a Los lanzallamas.