enero 16, 2009

Paz, leyenda...



A propósito de la publicación de Œuvres poétiques, de Octavio Paz (selección, introducción y notas de Jean-Claude Masson) en Gallimard, Claude Michel Cluny ha escrito un veloz retrato de la figura de Paz en Le magazine littéraire, diciembre 2008. Dejo la traducción al vuelo del artículo e incluyo algunas notas entre corchetes.

El texto original puede consultarse [ aquí ]

Paz, leyenda del siglo
Claude Michel Cluny

¿Quién es Octavio Paz? Agitador, empleado de banco, esteta, amigo de surrealistas convertido en embajador [¿un acto surrealista?], espíritu libre coronado con el Nobel en 1990, monumento nacional mexicano de finales del siglo pasado... Poeta, indudablemente, muerto en 1998. Ello no es un estado civil y menos aún una sinecura, salvo para beneficio de versificadores a la orden de repúblicas totalitarias. ¿Pero qué son las fuentes, la cultura y el instinto? Un abuelo de leyenda [Irineo Paz], y cultivado, una patria en caos permanente, la voluntad de ser uno mismo y por sí mismo, con, como se decía en ese tiempo, «grandes disposiciones». Ahora bien, el joven Octavio (nacido cerca de la Ciudad de México en 1914, en una antigua ciudad azteca [Mixcoac]) rechaza de pronto los estudios universitarios, se aleja de la ebullición cultural -encontrará, más tarde, a sus amigos y sus maestros. Y decide ir a Yucatán a enseñar a niños pobres. Decisión desconcertante pero fundacional.

Paz descubre ahí las raíces amargas de los Mayas, antaño un pueblo agrícola y sabio. La experiencia de menos de un año le hace comprender la complejidad de su país, y cuáles son las luces y las sombras que acechan al poeta y ensayista que será. Las piedras y el Sol, la Luna y la selva, la flor y el fuego, la tierra y la sangre, devienen, entre otros, en emblemas fundamentales, o piedras milenarias de un recorrido a veces imprevisible entre la oscuridad y la luz -alguna vez incluso imponen el título de una obra.

España entra en guerra civil: la otra abuela-patria perdida, pero cuyas obras alimentan todavía en América Latina a autores que se buscan en el desbarajuste y el fracaso de la historia. Paz no se adentra, pero aprende ahí cómo un pueblo, a causa de las disensiones ideológicas, pierde su libertad. Sin duda es ello la lección decisiva que recibe de la historia en marcha. Ayuda a los escritores, a los artistas españoles a refugiarse en México entonces atempreado; se deshace de un anarquismo juvenil, y descifra el siniestro juego estalinista. Un desafío se presenta para el poeta que sabe madurar en sí mismo: si la palabra que él «inventa» funda aquello en lo que él deviene, ¿cómo velar por la libertad de una palabra clara? Paz hace su miel de todo; casi siempre de lo mejor. El surrealismo lo marca un tiempo [y luego se vuelve embajador, como ya vimos], menos que a los latinoamericanos. Francófilo [ejem], conocedor, a veces traductor de la literatura anglosajona, ligado a los grandes escritores del mundo, es con el argentino Borges el escritor más intelectual, el más universal de las Américas [aunque el intelectualismo de Paz tiende a mostrarse más hacia el lado político que al literario, al contrario de Borges]. Sin que el proceso de ambos sea comparable [qué le dije].

La guerra mundial hace que la conciencia del pasado constriña el pensar en el futuro dentro de una continuidad. El atajo metafórico contenido en el título de su ensayo El arco y la lira encuentra con Libertad bajo palabra una conclusión sin pathos y como inscrita en la piedra de los siglos: el destino «desemboca en esta eternidad que no desemboca en ninguna parte». Paz no está a salvo de los torbellinos. Dos veces renuncia a puestos oficiales por desacuerdo político o ético [Uno es la renuncia a la embajada de la India, el otro no lo recuerdo]. En fin, la errancia construye su Tebaida libre. ¡El amigo de Benjamin Péret consagra incluso un verdadero mausoleo a la obra lírica de sor Juana Inés de la Cruz! [...o las trampas de la fe] Sin duda ella habría amado estos versos de Piedra de sol: «mejor la castidad, flor invisible / que se mece en los tallos del silencio». A decir verdad, el homenaje es de un panteísta. El cual funda la influyente revista Vuelta y lleva su obra a término, si bien la última palabra esperada no es escrita jamás.

enero 12, 2009

Fashion System


A riesgo de que el lector piense que no tengo más poemas que éste (el riesgo no es que piense, sino que descubra que es verdad), comparto nuevamente su aparición, ahora en el Anuario de poesía mexicana 2007, selección de Julián Herbert, FCE, 2008. Permítame no transcribirlo nuevamente y agregar, para fines de velocidad de bits, un bonito y decorativo link:

[ aquí ]

Agradezco a Carlos Gutiérrez Alfonzo el haberme puesto al tanto de esta noticia, de lo contrario seguiría yo pensando en formas menos elegantes de llamar la atención...

enero 06, 2009

Miserias de la crítica

Va una crítica de Joseph Macé-Scaron a la crítica literaria, quien cita otra de Gombrowicz en el número 480 (noviembre) de Le Magazine Littéraire:

"Une des misères de la critique, aujourd'hui, provient de ces articles un peu minables, peureux, pieux, qui tendent à protéger la littérature, à dire qu'elle continue, et même qu'elle n'est se jamais si bien portée. Il ne faut jamais rien protéger. Il ne faut pas protéger non plus la littérature, comme si c'était une petit chose misérable, une fleur timide, un pauvre petit animal qui avait besoin de nous pour survivre, une espèce en péril, un monument menacé. De toute façon, ou bien la littérature n'existe plus, et ce n'est certainement pas nous qui la ressusciterons; ou bien elle existe encore, dans la forme conflictuelle qui a été la sienne pendant des siècles, et elle n'a besoin de personne pour être affirmée. Résister à l'air du temps, c'est plutôt ici reconnaître que nous vivons dans une période de régression politique où l'autonomie de la littérature est fragilisée, c'est-à-dire où les œuvres sont de nouveau passées au crible de critères moraux avant toute considération esthétique (comme au bon vieux temps des Fleurs du mal)."

Y Gombrowicz:

"Je ne suis pas critique et je ne voudrais l'être pour rien au monde. Mon attitude 'critique' envers le nouveaux romans s'exprime dans le fait décisif et définitif, comme tous le faits, que je suis incapable de les lire. Pourquoi? Parce qu'ils m'ennuient. Ils m'ennuient, et c'est tout. Je pourrais tout au plus me demander d'où me vient cet ennui et s'il a une motivation plus profonde. Mais une telle analyse, vous en conviendrez, ne saurait être sérieuse, il est bien ingrat de porter un jugement sur quelque chose qu'on n'a pas lu. Qui sait, le secret de la résistance que ces livres opposent à la critique se trouve peut-être là? Ils sont tellement ennuyeux qu'ils sont ilisibles, alors on ne peut pas les critiquer."