es una rapsodia épica que avanza en espiral develando las
costuras de una realidad evidente y fantástica. Su lenguaje violento refleja el
deterioro social y lo indefendible del discurso del poder político del país
donde viven sus personajes.Con una voz por demás ágil, con un estilo personalísimo, el
narrador levanta a los lectores hasta un punto de no saber cómo llegaron ahí, en
qué momento empezaron a ver lo que ven y disfrutar de tanta infamia.La historia está planteada como una indagación acerca del
destino, pero A wevo, padrino es principalmente una novela de aventuras
a la manera de las míticas epopeyas latinoamericanas.

La trama es la siguiente. La he tomado de Hoja por hoja:
Un jalisquillo se muda a Mazatlán —Mazachuset en la ficción—,
siguiendo un cuerpo hermoso. Taxista borracho, su destino lo pondrá ante un ex
compañero de prepa, que por lo visto es el peor cómplice con que uno se pueda
topar, y que lo llevará por caminos azarosos. Jaime Cuéllar, joven capo, lo
reclutará y lo obligará a trocar e, incluso, a redescubrir sus valores. En una
novela de intriga atemperada, González Suárez no necesita más; asistimos a
acciones encabalgadas en varios espacios donde truenan los cuernos y se escuchan
los ayes seguidos de muy mexicanas maldiciones. (Élmer Mendoza)
1 comentario:
La historia es interesante, sin embargo son prescindibles dos cosas: el destino de la familia del protagonista y la historia intermedia, que rompe un poco el ritmo y no termina de hilavanrse con lo demás.
El lenguaje me parece un buen esfuerzo de acercamiento a la realidad rasposa de lo que vivimos en México.
Buen libro, las obras siguientes serán mejores sin duda.
Saludos
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