diciembre 07, 2010
El Palacio de los Sueños
Dice Baudelaire que la verdadera realidad es la del sueño. Si es así, este libro de Ismaíl Kadaré sería una realidad nada soportable. Más pesadilla que sueño, El Palacio de los Sueños recuerda inevitablemente a Kafka, a Borges, tan leídos —y soñados— desde cierta oscuridad. Mientras pensaba en esto, me reproché casi al instante la comparación simplista con los autores antes mencionados, pues también habría que pensar en Pessoa, o en Montaigne, si se prefiere. Las relaciones literarias entre Kadaré y los otros no pueden ser más que obra de la neurosis, mi neurosis vestida de intelecto, me dijé y desperté rodeado de cartapacios en los que estaban escritos todos los sueños: el sueño del mundo.
Más que los sueños regulados por un imperio a las claras totalitario, lo que va construyéndose en lo más profundo de la novela es la traición, no precisamente al imperio, sino al origen individual, familiar, que rápidamente se vuelve la única resistencia posible ante una identidad impuesta, a las traiciones a uno mismo, víctima o partidario del sistema. O ambas.
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1 comentario:
Debería en tu blog haber, como en FB, la posibilidad de poner un 'me gusta'.
LL
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